Algunas heridas no se ven, pero se sienten
Hay heridas que no dejan cicatriz en la piel, pero se instalan muy profundo.
No sangran, pero duelen cada vez que intentas confiar, vincularte o mostrarte tal como eres.
A veces no sabes bien de dónde vienen, solo sientes que algo te frena.
Te cuesta poner límites, te sientes pequeña ante ciertas personas, o te descubres pensando que no mereces demasiado.
Y entonces surge una frase silenciosa:
“Esto no debería afectarme tanto…”
“Seguro soy demasiado sensible.”
“Ya tendría que haberlo superado.”
Pero no es debilidad.
Son heridas emocionales que siguen abiertas.
¿Qué son las heridas emocionales?
Las heridas emocionales se originan, muchas veces, en la infancia o en vínculos importantes, cuando no pudimos procesar adecuadamente lo que nos dolió.
No es necesario haber vivido un “gran trauma” para cargar con una herida.
A veces basta con haber sentido que no te escuchaban, que no eras suficiente, o que amar implicaba tener que complacer.
Estas experiencias se graban como verdades internas, y desde ahí, sin darnos cuenta, vamos repitiendo patrones que nos alejan de nosotras mismas.
En cierto modo, todos somos susceptibles de tener alguna herida emocional.

Las heridas emocionales más frecuentes (y cómo se pueden manifestar)
Cada persona es única, pero hay cinco heridas emocionales comunes que aparecen normalmente en consulta:
Herida de abandono:
Sientes un miedo intenso a que te dejen, a no ser importante para los demás.
Puedes volverte dependiente emocionalmente o evitar el apego para no sufrir.
En pareja, puedes tener sensación de que te están abandonando cuando tu pareja elige pasar tiempo a solas o con otras personas.
Herida de rechazo:
Te cuesta valorarte.
Sientes que no mereces pertenecer, que si muestras quién eres de verdad te van a rechazar.
Puedes exigirte en exceso o sabotear tus relaciones.
Puedes sentir que no encajas o que no te tienen en cuenta en cosas triviales.
Herida de humillación:
Te avergüenzas fácilmente de lo que sientes o deseas.
Quizás aprendiste que tus necesidades eran “demasiado”.
Hoy puedes reprimir tus deseos, sentir culpa o tratarte con dureza.
Sensación de estar demasiado expuesto/a en determinadas situaciones, como si te hubiesen faltado al respeto de manera muy grave.
Herida de traición:
Te cuesta confiar.
Sientes que si no controlas, te harán daño.
Te vuelves hipervigilante, o por el contrario, toleras demasiado esperando que el otro cambie.
Puedes llegar a tomar algunos gestos directamente como una traición, aunque sepas que no lo es.
Herida de injusticia:
Eres muy exigente contigo misma.
Sientes que necesitas hacerlo todo bien.
Te cuesta conectar con tu parte vulnerable porque aprendiste que mostrarte sensible no era seguro.
Cuando esta herida se activa, puede generar en ti un deseo irrefrenable de «pelear batallas».
Sanar comienza con darte cuenta
Lo más difícil las heridas emocionales es que muchas veces no sabemos que las tenemos.
Las confundimos con nuestra personalidad, o creemos que “somos así”.
Pero no naciste desconfiada, complaciente o con miedo a poner límites.
Eso lo aprendiste para sobrevivir emocionalmente a situaciones que te sobrepasaron.
Sanar no significa culpar a nadie, ni remover todo de golpe.
Significa empezar a darte el permiso de mirar con compasión lo que dolió.
Poco a poco.
Desde un espacio seguro.

El acompañamiento terapéutico: un camino para sanar
En terapia, trabajo desde el respeto, la conexión auténtica y el enfoque EMDR, que permite abordar no solo lo que pensamos, sino también cómo lo sentimos en el cuerpo y en nuestra historia emocional.
La idea no es quedarte a vivir en la herida, sino darle un lugar para que deje de doler como lo hace ahora.
Porque cuando empezamos a mirarnos con amabilidad, algo empieza a cambiar.
A veces basta con que alguien te diga que no estás rota, que tiene sentido lo que sientes, y que puedes empezar a mirar esas heridas con nuevos ojos.
Si esto te resuena y sientes que es tu momento de empezar, estaré encantada de acompañarte.
Puedes escribirme o reservar tu primera sesión desde la página de contacto.
Con paciencia, con compasión y con Amor.
