Cuando sientes que hay muchas versiones de ti: una mirada compasiva a las partes internas
A veces nos sentimos divididas por dentro. Como si una parte de nosotras quisiera sanar, pero otra tuviera miedo. Como si en lugar de una sola voz interior, conviviéramos con varias versiones de nosotras mismas que no siempre se ponen de acuerdo.
Este fenómeno tiene nombre: son las partes internas o partes disociativas, y son una respuesta natural cuando hemos pasado por experiencias traumáticas.
¿Qué son las partes internas?
Imagina que tu mente, para poder sobrevivir a lo que viviste, se organizó en dos modos distintos:
—La Parte Aparentemente Normal (PAN): la que sigue con la vida diaria, estudia, trabaja, se relaciona y trata de aparentar normalidad. Muchas veces evita recordar o sentir lo ocurrido para poder continuar adelante. Esta es la que «maneja» normalmente, cuando estamos regulados/as; en ausencia de disparadores o amenazas.
—La Parte Emocional (PE): la que sigue atrapada en el pasado traumático, reviviendo una y otra vez la amenaza, el miedo, la rabia o la vergüenza como si estuvieran ocurriendo de nuevo. Esta es la que surge cuando nos desregulamos, cuando aparece un evento que activa la parte herida. Por ejemplo, cuando sentimos rechazo profundo pero racionalmente sabemos de manera consciente que eso no está sucediendo, pero igualmente nos sentimos así, por dentro, y no entendemos bien por qué.
Cuando los psicólogos hablamos de la “niña interior” o la “adolescente interior”, muchas veces nos referimos precisamente a estas partes emocionales: fragmentos de ti que guardan el dolor, los miedos y las necesidades que en su momento no pudieron ser atendidas.
En casos más graves, como es en la disociación compleja o Trastorno de Identidad Disociativo (lo que llamamos de manera común Personalidad Múltiple) puede haber más de una PAN, pero esto suele ser muchísimo más complejo. La mayoría de la población, entre la que me incluyo, tenemos una o más partes emocionales (PE) separadas, protegiéndonos de amenazas.

Ejemplos cotidianos de partes internas activas
Quizá una parte de ti desea iniciar una relación de pareja, pero otra se siente en alerta constante, como si volviera a estar en peligro, saboteando tus intentos de vincularte, por ejemplo huyendo o activando el «modo lucha» con tu pareja, discutiendo por todo, viéndola como tu enemigo más terrible.
O una parte quiere pedir ayuda, pero otra te susurra que no confíes en nadie.
O incluso una parte desea disfrutar de la vida, mientras otra se queda atrapada en la culpa, como si no tuvieras derecho a ello.
A veces se nota cuando tenemos un enfado muy gordo, pasando de cero a cien, por algo que admites que no era tan grave, pero te sientes con una ira muy explosiva e incontrolable.
No estás confundida: son partes internas de ti que aprendieron a sobrevivir y a protegerte de la mejor manera posible.
La importancia de reconocer las partes internas
Estas partes internas no son una enfermedad en sí mismas, sino un mecanismo de protección. Reconocer que existen y aprender a relacionarnos con ellas es un paso fundamental hacia la sanación.
Es importante entender que estas partes no se eliminan. Siguen formando parte de ti y todas cumplen una función. El trabajo terapéutico consiste en integrarlas poco a poco, de modo que tu parte adulta —la PAN— aprenda a cuidarlas, calmarlas y hacerse cargo de lo que necesitan. Así, en lugar de luchar entre sí, todas tus partes comienzan a cooperar y a cumplir su función de una manera más saludable y adulta.

¿Cómo ayuda la terapia EMDR en estos casos?
Con EMDR trabajamos para que cada parte pueda expresarse en un espacio seguro. No se trata de forzar, sino de acompañar con respeto:
—La PAN aprende que puede mirar atrás sin desbordarse y encargarse de todo.
—Las PE descubren que ya no están en peligro y que hoy cuentan con una parte adulta que puede cuidarlas y darles lo que necesitan.
Básicamente «se hace terapia» también con cada una de esas partes, de modo que puedas aprender a escucharlas, regularlas y sostenerlas.
Con el tiempo, esa división deja de ser tan rígida, y puedes sentir más coherencia, calma y unidad interior.
Un mensaje para ti
Si alguna vez sientes que hay “muchas versiones de ti”, no estás sola. Esa experiencia tiene sentido, es una consecuencia natural del trauma, y tiene tratamiento.
No se trata de borrar partes de ti, sino de aprender a integrarlas. Porque incluso las que más duelen guardan información valiosa sobre tu historia. Y con paciencia, compasión y acompañamiento, tu parte adulta puede convertirse en el refugio que todas esas partes necesitan.
Pide tu cita aquí y empecemos juntas a caminar hacia la integración.
