Saltar al contenido
Verónica Victorio | Terapia Consciente > Blog > Psicología > La disociación y trauma complejo: cuando desconectarse parece la única salida

La disociación y trauma complejo: cuando desconectarse parece la única salida

Disociación trauma complejo

Cuando la mente se apaga para sobrevivir

A veces la mente se apaga. No porque no queramos sentir, sino porque sentir duele demasiado.
Hay momentos en los que seguir presentes es imposible, y el cuerpo —sabio y protector— encuentra la manera de desconectarnos para sobrevivir.
A eso lo llamamos disociación.

Qué significa disociarse realmente

La disociación no siempre es evidente. No siempre se nota como “me he ido”.
Puede manifestarse como desconexión emocional (por ejemplo, no sentimos que estamos ni bien ni mal, sino que nuestro estado emocional es completamente plano, sin variables), una sensación de no estar del todo, verme desde fuera, no recordar bien o funcionar en automático.
Muchas personas que han vivido traumas —especialmente en la infancia o en relaciones significativas— han aprendido sin saberlo a “irse” de sí mismas.
Es una estrategia de supervivencia: cuando no hay salida, el sistema nervioso se desconecta para protegernos del dolor.

Cuando la desconexión deja de proteger y empieza a doler

Durante años, esta forma de adaptarse puede parecer útil. Permite seguir adelante, cumplir, estudiar, trabajar, cuidar…
Pero con el tiempo, vivir desconectadas de una misma pasa factura.
Aparece la dificultad para sentir placer, la confusión, el cansancio emocional o la sensación de estar viva por fuera pero vacía por dentro. También puede vivirse como una sensación de estar constantemente «empanado», muy fuera del mundo, lo que provoca faltas de atención (a veces, muy importantes) y descuidos.
Y entonces llega el momento de sanar: no para “eliminar” la disociación, sino para reconectar con seguridad.

Cómo ayuda la terapia EMDR en el proceso de reconexión

En terapia, el trabajo no consiste en obligar a sentir o en forzar el recuerdo.
Consiste en aprender a volver al cuerpo de forma segura, en construir poco a poco un espacio interno donde las emociones puedan aparecer sin desbordar.
El EMDR es especialmente eficaz en este proceso porque permite acceder al material traumático con cuidado, ayudando a que las partes desconectadas se integren sin revivir el dolor.
Recordemos que es un mecanismo de defensa, así que, desde este enfoque, se trabaja directamente sobre el origen de este mecanismo, entendiendo que los mecanismos individuales de cada cerebro no se pueden eliminar (porque así es cómo ha aprendido tu cerebro a protegerte), pero sí actualizarse.

Disociarse no es un fallo: fue una forma de cuidarte

Disociarse no es un fallo, es una forma en la que tu mente y tu cuerpo te protegieron cuando más lo necesitabas.
Sanar no es dejar de protegerte, sino aprender que ahora ya no es necesario hacerlo del mismo modo.
Si sientes que hay momentos en los que te cuesta “estar presente”, que funcionas en automático o que te desconectas sin querer, no estás sola.
Hay caminos seguros para volver a ti, con calma, con respeto y con acompañamiento.

Vuelve a ti con calma y acompañamiento

Si te reconoces en estas palabras, puede que sea el momento de comenzar ese proceso de reconexión.
En terapia, puedes aprender a entender y cuidar esas partes que se desconectaron para protegerte.
Te acompaño en este camino con paciencia, compasión y amor.
Haz click aquí para pedir cita y dejar que te acompañe a transitar este camino, a veces duro, pero muy bonito.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *