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Verónica Victorio | Terapia Consciente > Blog > Sexología > Disfunciones > Sanar el cuerpo herido: el camino emocional detrás del vaginismo

Sanar el cuerpo herido: el camino emocional detrás del vaginismo

El vaginismo es una de esas experiencias que muchas mujeres atraviesan en silencio. Se trata de una contracción involuntaria de la musculatura vaginal que puede dificultar —o impedir— la penetración, ya sea con un tampón, durante una revisión médica o en las relaciones sexuales. A veces, esta imposibilidad no se acompaña de dolor. Otras, sí.
El dolor, además, puede tener múltiples causas: contracturas musculares, microfisuras (que provocan escozor), infecciones, inflamación u otros factores físicos. Pero, independientemente del origen, lo que se vive desde dentro suele ser mucho más complejo que un síntoma aislado.

Cuando el cuerpo dice “no”, aunque tú quieras decir “sí”

Muchas mujeres que viven este tipo de situaciones sienten que hay algo mal en ellas. Que están rotas. Que no son suficientes. Que, si no pueden tener relaciones sexuales como se espera, su pareja las dejará. Que nadie las va a querer.
Este tipo de dificultad puede despertar emociones muy intensas: vergüenza, culpa, miedo, inseguridad… Y muchas veces lleva a evitar el contacto íntimo, las revisiones médicas o incluso las relaciones de pareja, alimentando una sensación de aislamiento que refuerza aún más el malestar.
Pero esto no es solo una cuestión anatómica. Está profundamente entrelazado con la historia personal, en ocasiones con experiencias de trauma (algunas conscientes, otras no), con creencias limitantes sobre el cuerpo, el placer, el amor o la sexualidad. Es el cuerpo expresando algo que no ha podido sanar del todo.

La importancia de un enfoque integral

Una de las claves en el tratamiento del vaginismo y del dolor sexual es comprender que no hay una única causa, ni una única solución. Y por eso, la recuperación real suele requerir una mirada integradora.
El enfoque más eficaz suele incluir el trabajo psicológico con herramientas como EMDR (una terapia especialmente efectiva para abordar traumas), la fisioterapia de suelo pélvico con profesionales especializados en dolor, y la atención ginecológica respetuosa, con mirada sexológica. A veces, también es necesario abrir espacio a vivencias del pasado que ni siquiera se habían reconocido como traumáticas.
Cada pieza cuenta. Y cuando se alinean, algo empieza a transformarse.

No estás sola. Y no estás rota.

Muchas mujeres arrastran este dolor durante años, pensando que es normal, que ya se pasará, o que es algo de lo que no se puede hablar. Algunas se fuerzan a mantener relaciones con dolor. Otras simplemente lo callan.
Pero es importante saber que esto tiene nombre. Que tiene explicación. Y, sobre todo, que tiene tratamiento.
Pedir ayuda puede dar miedo. Contar lo que pasa puede ser difícil. Pero nunca es tarde para sanar.
Porque no estás sola. Y no estás rota. Solo necesitas que alguien te acompañe a reconstruir la confianza con tu cuerpo, desde la calma, la compasión y el respeto.

No te preocupes, el vaginismo tiene solución

Si estás atravesando un proceso parecido, recuerda: no estás sola, ni estás rota. Tu cuerpo no es tu enemigo, solo necesita ser escuchado con amor.
Si sientes que ha llegado el momento de mirar hacia dentro y empezar a sanar, estaré encantada de acompañarte en ese camino.
Puedes escribirme o reservar una primera sesión desde la página de contacto.
Con paciencia, con compasión y con Amor.

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